En artículos anteriores hemos tratado el cuento, sus valores y los usos que podemos hacer de estos en la educación de nuestros niños y niñas. En esta ocasión vamos a tratar la importancia de la lectura ya que no se trata únicamente de emplear los cuentos en los momentos que más nos interesen, sino de que adquieran a la larga el hábito de la lectura.
Recordemos que todo proceso educativo busca que el alumno desarrolle su personalidad libremente, mediante la transmisión de conocimientos, valores, actitudes y aptitudes que contribuyan a la transformación de cada individuo a ser cada vez mejor, en nuestro medio pocos dudarán que el saber leer y el saber escribir es una de las metas fundamentales de la enseñanza escolar considerándolas como habilidades prioritarias para dominar, dado que son la base del aprendizaje y la puesta en marcha de la cultura, sin embargo, la lectura a día de hoy cuenta con varios elementos que no favorecen la adquisición del hábito sino más bien a alejarlos.
Cuando leemos no únicamente decodificamos un conjunto de grafías pronunciándolas de manera correcta, sino que fundamentalmente, se trata de comprender aquello que se lee, ser capaz de reconstruir el significado global de un texto identificando la idea principal que quiere comunicarnos el autor, el propósito que lo lleva a desarrollar dicho texto, la estructura que emplea, etc.; en resumen, descifrar el significado del texto que contempla. Esto es algo que podemos conseguir si introducimos a los más pequeños de la casa desde edades bien tempranas estimulándoles e invitándoles a indagar en este campo ya que el interés por la lectura no nace forma espontánea, sino que se va adquiriendo poco a poco.
A nosotros los adultos nos corresponde transmitir el significado de la lectura para poder desarrollar en los niños y las niñas el interés por esta actividad. La recomendación más básica es que nos vean a nosotros mismos dedicar tiempo a la lectura. Recordamos que cuando leemos fomentamos la imaginación, la creatividad, la atención, la concentración, etc.
Hay que ser conscientes que nuestros niños y niñas, de 0-3 años, no tienen desarrollada por ahora la habilidad de leer por eso nos hemos de adaptar a ellos ofreciéndoles cuentos con imágenes que resulten atractivas según sus gustos y preferencias. En caso de que tengan texto no sea lo que predomine. Un factor importante es que los libros estén a su altura, sean accesibles a los más pequeños, de modo que cuando les apetezca puedan coger los cuentos.
También es recomendable leer antes de ir a dormir. Se puede preparar en el salón, en la habitación o en la sala de juegos un rincón en el que se encuentren aquellos libros que más gusten a los peques de la casa tanto si son solo de imágenes como si se trata de cuentos que les leemos nosotros en el momento en que se meten en la cama. De modo que antes de ir a la cama elegimos de entre todos los libros el que queremos en esa ocasión. Además esta práctica es un modo de compartir momentos con la familia fortaleciendo así el vínculo con los padres y madres.
Para finalizar, cabe destacar que entre los 10 y 30 primeros meses se produce la mayor adquisición del lenguaje. De hecho cuando antes se expone a un niño/a a la lectura mejor es su capacidad para adquirir palabras y lo hacen con mayor rapidez consiguiendo un vocabulario mayor y más rico.
DANIEL ROJAS ~ Educador Infantil C.E.I. Colorets