Para quién no me conoce, me llamo Isabel García y, actualmente, soy la directora del Centre Educatiu Infantil Colorets de Dénia, desde hace cinco años. A mis espaldas, cuento con una experiencia de nueve años como directora también del Centre Educatiu Infantil El Badall de Alginet, y otras escuelas infantiles en las que he trabajado como educadora infantil. Como os imagináis, os podría contar muchas anécdotas que he oído por la calle durante mi carrera profesional.

Los C.E.I. (Centros Educativos Infantiles), no son lugares para “guardar” a los niños/as, ni mucho menos lo son para “aparcarlos”. Son lugares en los que nos encargamos del cuidado y bienestar de nuestros pequeños, de su desarrollo, de su felicidad, de su autonomía, o, de su crecimiento personal. Son lugares en los que se fomenta la creatividad, los valores, la educación emocional, la amistad y el juego, entre otros.

Y en cuanto a los educadores, ¿qué os puedo contar de nuestro papel?

Después de 14 años mucho…

Los educadores infantiles y maestros somos mucho más que las personas que salimos a saludar a nuestros padres y a recoger a los peques.

Somos los que cuándo se cierran las puertas, nos encargamos de que todos nuestros niños/as salgan del cole con una sonrisa en la cara; los que estamos pendientes de quince niños de 2 a 3 años en el aula; los que cuidamos  y creamos un clima adecuado para bebés de 5 meses que acuden a nuestro centro. Somos los que nos encargamos de darles caricias, cariño y proporcionarles la seguridad necesaria, mientras los padres no están.

Los educadores somos auxiliares de enfermería cuándo tenemos que encargarnos  de darles una medicina a los más pequeños o de ponerles el termómetro porque les notamos calientes. Somos actores y actrices de teatro cuando en el centro desempeñamos alguna obra, creadores de un clima adecuado para todos los niños/as, encargados de la seguridad y del bienestar de cada uno de ellos, amables y sensibles con las familias, y por supuesto educadores. Así es el día a día de los educadores infantiles.

Pienso en nosotros, los educadores, lo poco reconocidos que estamos en la sociedad ya que hacemos una gran labor diaria en nuestras aulas. Nosotros a veces pasamos más tiempo con nuestros niños/as que sus propios padres. Los educadores infantiles somos capaces de emocionarnos enormemente por ver sonreír a nuestros peques.

También he escuchado a lo largo de mi carrera profesional a algunos padres acusar a un educador/a de no cambiar el pañal a su hijo/a cuando ellos venían a buscarlo. ¡Como si los educadores tuviéramos “súper poderes” y adivinásemos el momento justo en el que los niños/as van a hacer sus necesidades! Obviamente esas familias no saben que ese profesional seguramente tenga que cambiar diez pañales más, como mínimo, él solo y no pueda perder el tiempo en comprobar, antes de la salida, uno por uno para que estén todos increíblemente relucientes.

¿Falta de empatía? Por supuesto…

Al contrario de lo que bastantes personas piensan, el trabajo de los educadores no solo consiste en cambiar pañales, limpiar mocos, dar de comer y dormir a los más pequeños. Posiblemente esos lugares (si es que los hay), sí que sean unos “aparca niños”.

Los educadores tenemos las funciones más importantes en nuestras manos: hacer felices a los niños/as, hacer que se diviertan, que disfruten, que desarrollen la creatividad, las habilidades sociales, que aprendan cosas nuevas cada día, que salgan del aula contentos y rebosantes de alegría. Y por supuesto, intentar resolver las dudas de los padres, sus inquietudes, ayudarles en todo lo que podamos, aconsejarles como profesionales.

Así pues, los educadores infantiles nos convertimos en:

-Nutricionistas.

– Diseñadores de disfraces.

– Organizadores de eventos.

– Diseñadores de interiores y paisajistas.

– Animadores

– Y enfermeros, psicólogos o trabajadores sociales.

Por suerte, los educadores infantiles, somos los primeros profesionales que trabajamos con los niños/as desde su nacimiento y es por ello que sería recomendable que los padres siguieran nuestros consejos y pautas, es decir, que fueran más receptivos a la hora de acompañarles en el desarrollo de sus hijos.

Hay personas que comentan: “madre mía, dejar a un niño tan pequeño en el C.E.I. hasta las siete de la tarde es muy cruel”. Sí, todos sabemos y somos conscientes de ello, pero si estos centros estamos abiertos es porque hay demanda por parte de las familias. Es decir, no todos los padres tienen la suerte de trabajar de ocho de la mañana hasta las tres de la tarde.

Para terminar quiero resumir estas líneas en que el ser educador/a infantil no es un trabajo fácil, no lo puede hacer cualquiera, ya que las personas tenemos que ser de una manera muy especial para serlo.

Tengo la santísima suerte de tener un equipo de educadores muy profesionales, muy involucrados en su trabajo y especiales, que es lo que he querido siempre para que C.E.I. COLORETS funcione como yo quiero. Nuestros niños/as son especiales y nosotros tenemos la suerte de poder compartir y vivir día a día muchas experiencias inolvidables para ellos, pero también para nosotros. Es un trabajo muy muy agradecido y con un abrazo o una sonrisa de nuestros peques, ya tenemos un gran día, porque “LOS PEQUEÑOS MOMENTOS SON LOS QUE HACEN GRANDE LA VIDA”.

Desde estas líneas quiero felicitar a todo mi equipo de EDUCADORES INFANTILES, MAESTRA, PSICÓLOGA Y PERSONAL NO DOCENTE, ya que sin ellos nada sería posible.

Ánimo y a continuar así, porque COLORETS se lo merece…

EN C.E.I. COLORETS TRABAJAMOS PARA QUE TODOS NUESTROS NIÑOS/AS CREZCAN FELICES!

ISABEL GARCÍA – Directora C.E.I. Colorets