¡¡Socorro verano!!
Muchas veces hemos hablado de la importancia que tienen las rutinas cuando son pequeños. Gracias a ellas los peques saben qué toca hoy, dónde vamos, que hay que hacer, etc. Con ellas vamos sobreviviendo a los largos meses invernales. Pero ¿qué hacemos con las rutinas durante los meses de verano?, ¿Las seguimos manteniendo en vacaciones?, ¿Afecta al comportamiento de nuestros hijos/as la llegada del verano?
Muchos son los papás y las mamás que habéis venido preocupados por el cambio de vuestro hijo/a durante estos meses y hemos de deciros que esos comportamientos son normales, a continuación os explicamos por qué.
Nosotros mismos no nos comportamos igual en estas fechas.
Tenemos la suerte de tener una cultura muy sociable y un tiempo propicio para socializarse. Somos de salir, de quedar con amigos, familia, y sobre todo, de disfrutar de ese sol que tantos meses llevamos esperando y es justo ese sol el que nos va a marcar las nuevas rutinas.
En verano, nos acostamos y levantamos más tarde. En estos días apetece quedarse un poco más tarde en la calle, a pesar de que tengamos que seguir levantándonos a trabajar o algún día cenamos una hora más tarde, son pequeños cambios en la rutina que a medida que se van sucediendo los días de verano, va aumentando su rebeldía y sus cambios de humor sin sentido aparente.
Los cambios en las rutinas diarias son buenos, pero debemos procurar mantener un cierto orden. Además, debemos tener en cuenta que no todos los niños/as soportan igual los cambios de horario. Es posible que veamos a niños/as trasnochar sin que parezca afectarles este hecho u otros que necesitan dormir más de lo habitual.
Durante verano muchos de nosotros perdemos el apetito debido al calor, esto mismo puede pasarles a nuestros hijos/as, es probable que coman “peor”, menos cantidad, más despacio, que no quieran comer en algunas ocasiones… el calor hace que perdamos el apetito grandes y pequeños y es más probable que varíen sus hábitos. Lo que podemos hacer ante esto es sencillo: darles más tiempo a las comidas, aprovechar los picoteos sanos, ofreciéndoles fruta o comida saludable y refrescante. Con el calor, las digestiones son más pesadas, de modo que procuraremos comidas ligeras y refrescantes, una sobremesa tranquila y descanso tras las comidas que les ayudará a estar más tranquilos y apetentes para próximas comidas.
Por último, comentaremos la cuestión de la irritabilidad de los niños/as durante estos meses, sobre todo a partir de los dos años. Para muchos es la época de las famosas “rabietas”, y al no poder expresarse como les gustaría (sus deseos, sus frustraciones, sus malestares…), y al no entender que hay determinadas cosas que no pueden hacer, se enfadan y gritan, o lloran, expresando su malestar de un modo intenso y desmesurado en ocasiones.
No tenemos que hacer nada distinto a esta situación que es absolutamente normal y entendible en ellos en esta etapa de su desarrollo.
Con los cambios de rutina (acostarse más tarde, levantarse más tarde, cambio de horarios y todo lo que hemos comentado anteriormente), las rabietas pueden ir en aumento. Hemos de hablar mucho con nuestros hijos/as, invitarles a que hablen, intentar entender lo que les pasa y calmarles. Intentemos ser positivos y asertivos en nuestra comunicación con ellos, respetar su malestar, demostrar que le entendemos y hacerles ver que a nosotros los cambios también nos afectan.
Debemos intentar que las variaciones en la rutina no sean exageradas, mantener ciertos horarios, con el fin de que los niños/as no se desorienten demasiado.
Para nosotros los adultos todos estos cambios también pueden resultar frustrantes y agotadores, pero los cambios son transitorios y tienen muchas cosas positivas. La principal, que pasamos más tiempo en familia, disfrutando, enseñando y conociendo a nuestros hijos/as, en los buenos y no tan buenos momentos.
Des de Colorets os recomendamos que continuéis con las rutinas y que aprovechéis los días de verano para disfrutar de tiempo de calidad junto a vuestros peques, es el mejor regalo que les podéis hacer.